El pensamiento social desde un abordaje de
complejidad, persigue comprender los distintos niveles del cambio del entorno,
considerando el plano ético, el estético, el práctico, el emocional. Todo
conduce a nuevas formas de experimentar el mundo y producir sentido, de
interactuar y convivir, una transformación multidimencial en una permanente
evolución.
Por lo tanto, la complejidad vista desde los
planteamiento de Edgar Morín(1996) implica una reforma del pensamiento,
dirigida a superar los modos de producir saber, que reducen el conocimiento del
todo al de las partes y lo descontextualizan, asumiendo la preeminencia de una
causalidad universal, acepta el reto de la incertidumbre, la transdiciplinariedad
y la cosmovisión.
En consecuencia el ideal de la complejidad en las
ciencias sociales está representado por tres ejes epistemológicos:
·
Relación sujeto-objeto: el observador y el observado forman parte de un
mismo sistema de investigación; es decir se supera la dualidad sujeto-objeto,
externalidad-internalidad, dando lugar a lo interaccional y a lo reticular como
fuente constitutivas de la realidad.
·
La relación todo-parte y la recuperación de la
universalidad: El todo está contenido en
cada parte, garantiza que cada una de
ellas exista y se articule con los demás elementos de constitución de la
totalidad, dando lugar al principio holográmatico. Por lo tanto el universalisno pluralista surge
del reconocimiento de la diversidad y de la legitimación de la heterogeneidad.
·
El tiempo, la historia y el futuro. Están
estrechamente vinculados en cuanto la
historia implica la narrativa del tiempo pasado como proceso simultáneo,
contradictorio, múltiple y particular. El tiempo hacia el futuro lo representa
la invención de un orden social deseado, no necesariamente preexistente, que
puede ser activado desde el presente.
Todos
estos planteamientos, implican un enfoque multidimensional del universo social
real y de las formas en que es posible pensarlo; desde la interacción
permanente entre sujeto-sujeto, la relación de lo observado por el
investigador, sujeto reflexivo, “observador y observado”. Vista la realidad
como un sistema que se autoregula, sea adapta, en condiciones de incertidumbre,
caos y desorden. Siendo el ser humano, el
centro de atención, cuyos bienestar debe imperar en contraposición al modelo
tecnocratizante.
Articulo de opinión publicado en el Diario La Antena, viernes 14-03-14. pág. 6