Victoria Mena (Vicky)
La oportunidad de salir adelante y vencer obstáculos
Nací en Caracas durante la década de los años
50, en el seno de una familia unida y muy amorosa. Llegué al mundo como una
niña saludable y a los pocos meses de vida protagonicé un hecho que nos
marcaría a todos para siempre: quedé atrapada en una terrible oscuridad, sufrí
una parálisis cerebral.
Mientras iba creciendo, era cada vez más
consciente de mis limitaciones, la falta de control en todo mi cuerpo me las
recordaba. Se me dificultaba realizar movimientos básicos como estar de pie,
sentada o simplemente acostarme para dormir, así como cosas más complejas para
mí como comer, escribir e incluso hablar. Solía vivir a través de las palabras y acciones
de mi madre, por lo que mis decisiones como niña estaban condicionadas a su
voluntad y no a la mía.
Esa condición opacó por muchos años mis oportunidades para compartir, jugar con
otros niños, estudiar y aspirar a lograr mis anhelos.
Mi infancia transcurrió entre especialistas,
consultorios, salas de larga espera y con las restricciones lógicas de mi condición.
Yo sabía que todo este esfuerzo debía llevarme a algún punto…y llegó ese momento crucial: fue
cuando comprendí que nada podía limitarme a descubrir lo que era realmente
vivir, desarrollar mis propias experiencias y ser agradecida por las
pruebas que enfrentaba para luchar y vencer de manera constante.
En los momentos de duda y dolor de mi juventud
-como todo ser humano- cuestioné mi destino, traté de comprender por qué esto
me estaba sucediendo a mí y asumí que debía tomarlo como un gran aprendizaje.
Como adolescente conocí el amor con un ser muy especial, pero los prejuicios
sociales me alejaron de él para siempre; como estudiante universitaria, vi
truncada mi carrera soñada por parte de los mismos profesores, quienes
sentenciaron que mis capacidades no serían suficientes para merecer un título.
No obstante, logré graduarme en otra profesión, trabajar arduamente e incluso,
¡participar en medios audiovisuales como invitada!
Nada ha detenido mi paso hacia el crecimiento, ya que a través de la aceptación,
la gratitud, el verdadero amor de mis amistades y más importante aún, el mío
propio, he sido capaz de recorrer el camino hacia la libertad y la paz
interior, venciendo temores, revirtiendo los efectos de la sobreprotección,
disipando todas las dudas sobre mi mejoramiento y despojándome de todo
mal pensamiento.
Me pregunté qué sería de mi vida sin alguien
que me cuidase, como cuando perdí a mi madre, mi compañera de toda una vida, y
la respuesta la hallé en el día a día. El destino me llevó a ser cada vez más
independiente, desarrollé mi autoestima, me ocupé de mis negocios y logré el
desapego a esas creencias que se generan por el rechazo y la ignorancia.
Doy gracias a la vida porque he tenido
oportunidades para aprender, cultivar mi conocimiento y compartir con personas
de gran capacidad y sensibilidad humana. He logrado desempeñarme como mujer,
profesional, empresaria y artista. Mi único límite en algunos casos ha sido
requerir un poco más de tiempo del que puedan necesitar otras personas; pero he
comprendido que el tiempo es una medida relativa para alcanzar la plena
felicidad.
No existe limitación alguna cuando la voluntad
y la constancia trabajan en equipo. Por eso, como propósito de vida, quisiera llevar un mensaje de
confianza en el presente y de esperanza en el mañana, a todo aquel que lo
necesite.
Desde que tengo uso de razón, ha sido una
constante el deseo de salir adelante y de vencer obstáculos, pese a la
parálisis cerebral y a una dura artrosis, ya superada.
Mi nombre ha definido lo que mi vida representa
en todo sentido. Aprendo cada día y lo asumo como regalos cotidianos, como una
gran Victoria. En mi recorrido de hoy me anoto una victoria más. Te
invito a vivirlas conmigo, porque tú también tienes grandes conquistas que
realizar.
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