Programa radial Saberes de la Comunidad |
Carmen
Fidelina Manzo Chivivella, conocida afectuosamente como Fide.
Agradece a los pobladores de la localidad de Calabozo por adoptarla
desde el momento en que llegó a estas tierras hace treinta y cuatro
años, proporcionándole espacios para integrarse, conocer, enlazar a
las personas de diferentes comunidades en el campo cultural. La
fuerza de su trabajo se ha dado en torno a intereses comunes, la
organización comunitaria, la integración social, tender puente
entre las personas y las instituciones, facilitar los encuentros con
gente de otros pueblos, conocer otras formas de hacer y de vivir.
Esta labor se desarrolla en un espacio denominado Taller
Guardatinajas que nació hace treinta y cuatro años a partir de una
visita al pueblo que lleva ese nombre en compañía de Nenena
Hernández, quien la llevó a conocer a Zoila Aguirre, locera que
hacía budares a tres reales y ollas con tierra que sacaba de las
vegas, a las que mezclaba con chamota, el polvo que lograba
machacando tiestos de tejas y bloque rojo. “Verla machacar los
tiestos, ayudarla a amasar y a quemar la loza me sensibilizó
grandemente”. Este fue el punto de partida para el acercamiento a
otras personas que trabajaban con barro, comparando las técnicas de
trabajo de Guardatinajas con las utilizadas en El Socorro de
Portuguesa, Cazorla, Medano del Burro. Desde ese momento comenzó a
indagar dónde conseguir la tierra y los aditivos. Llegó así al
embalse Río Guárico, represa Generoso Campilongo, que tiene varios
yacimientos con tierras de diferente calidad y colores. Junto a Eva
su madre, se “enamoraron de esas tierras” y comenzaron a
procesarla y a realizar pruebas.
Expresó
su reconocimiento a Corpollanos por solicitarle su primer taller de
artesanía con arcillas en 1984 desde el Centro de Formación
Artesanal “Alfredo Almeida”,ubicado en la institución, donde aún
permanece la placa de identificación elaborada en el Taller. La sede
del taller siempre ha sido su casa y allí se facilitó ese primer
taller para 15 participantes que valoraron el atractivo que tenía
el bajar la represa en grupo, programar la recolección la arcilla de
diferentes colores, llevar sacos para recoger desechos no degradables
de las orillas de la represa, disfrutar un buen baño y ver el
atardecer. Eso fue entrelazando gente, que se unían entorno al
trabajo con el barro, lo cual tenía otras repercusiones, en el
conocer el pueblo, aprender hacer montajes de exposiciones, hacer
curaduría, resolver la logística y eso fue abriendo un abanico de
posibilidades, de intercambio y aprendizaje con la gente.
También
se conformó la agrupación musical “Güirirí”, participando en
parrandones navideños de Corpollanos. Esta experiencia musical abrió
espacio al trabajo con niños en talleres musicales, de creatividad,
vacacionales. Se hizo trabajo con instituciones y comunidades,
participando en encuentros culturales, como el encuentro anual de
Aniversario de los Arangues al que asistía con grupos de la
localidad, llevando expresiones culturales y personajes de la zona:
Jesús García quien trabajaba con madera en Guardatinajas, Rita
Alayón de Bernale poetiza de El Rastro, Juan Rafael Pulido
“Cubarro” con su experiencia de la llanería quien también hacia
trabajo con madera (paletas, taburetes , tablas para cortar).
Se
logró con La Villa del Cine realizar 3 videos que le han dado la
vuelta a Venezuela, siendo transmitidos durante mucho tiempo por VIVE
TV, AVILA TV, Venezolana de Televisión y en las Cinematecas.
Destaca la labor de Juana Villanueva quien ya alcanzó los 100 años,
nativa de Cazorla y referente local con la loza, el jabón de la
tierra, las catalinas rellenas, cantaba corrío y bailaba joropo. La
considera su maestra porque la enseñó a locear con pica pica y a
realizar quema primitiva.
En
la remembranza de personajes culturales se puede incurrir en acción
involuntaria de omitir algunas personas. Sin embargo Fidelina hace
mención a las loceras del Socorro de Portuguesa, cuyas lozas
conoció en un sancocho donde le sirvieron en una vasija y preguntó
¿quién hizo las vasijas? “Allí me respondieron, en El Socorro
de Portuguesa”. El nombre le encanto, preguntó dónde quedaba y le
dijeron que bien lejos. A los quince días llegó al poblado y
luego de conocer el camino, cada quince días viajaba, llevando
personas con interés en la experiencia. Allí conoció 13 loceras,;
madres , hijas y nietas loceando. El patio de cada casa eran un lugar
de exposición. En las visitas que por lo general realizaba los
sábados, se encontraban: tinajas, budares, hornillas con patas,
cazuelas para hacer arroz, ollas. Una de ellas hace vajillas con
platos ondos y llanos, tazas de café, copas, cucharones. Es una
forma de trabajo diferente a la de otras regiones del país, porque
en el río Portuguesa hay mucha greda, pero no hay rocas para
adicionarle al barro. Aquí trabajan con pica pica; un comején de
agua dulce, que se pega de los troncos de los arboles en los caños,
cuando bajan las aguas, ellas lo recogen y lo queman. Ese polvo
anaranjado se lo amasan a la tierra y como tiene carbonato de calcio
permite que la tierra funda a baja temperatura. Los budares quedan
livianos, con buen sonido y un color anaranjado hermoso, cocidos con
leña y en hoyo.
Una
loza muy particular, muy reconocida por ser legado indígena, debido
al aporte de asentamientos indígenas en ese sector. Lo demuestran
tres(3) pintaderas y otros restos de piezas arqueológicas
estudiadas por antropológos de la Universidad Simón Bolívar. Estas
piezas se encuentra en custodia en el Taller Guardatinajas, las
fichas registran que datan de antes de Cristóbal Colón (700- 900
Años). Ese yacimiento está a la margen izquierda del Río
Portuguesa y las piezas las recolectaron los pobladores cuando
hoyaban para elaborar sus casas. Muchos visitantes se enamoraban de
las muestras y algunas se las regalaban y se las llevaron. En tiempos
de lluvia el río subía y llegaba hasta el poblado, las personas
hacían los caballetes para preservar sus bienes. En ese entonces
para evitar la contingencia el alcalde Pilar Barbella levantó un
terraplén para separar las casas del río, cubriendo el yacimiento
que estaba frente de la casa de las Cancine. Eso está preservado
allí, cubierto por la tierra.
En
varias instituciones y encuentros de Guárico, Lara, Carabobo,
Monagas, Sucre, Distrito Capital, se ha echado el cuento del vínculo
entre el Taller y el trabajo en El Socorro. Se han hecho réplicas de
las pintaderas para realizar trabajos artísticos a partir de sus
diseños en litografía, esculturas, en piezas de joyería, para
decorar vasijas, diseños para blusas bordadas y pintadas. Esa
proyección se hizo y es orgullo de las loceras ya que las piezas
permanecieron por mas de 20 años guardadas en unas botas de goma,
siendo una riqueza patrimonial poco difundida.
El
taller Guardatinajas funciona en la urbanización Misión de los
Angeles, conocida como Los Palomares. Allí están las piezas,
libros de consulta, guías, el mesón y el barro, al servicio de las
personas interesadas.
Tesoro
cultural: Plantas Medicinales – Farmacopea desde Famapatria
Fidelina
en su relación sensible con las personas y en la continua valoración
de los tesoros culturales, también se ha involucrado con la medicina
natural; las plantas medicinales y sus usos. En Farmapatria le
ofrecieron la oportunidad de integrarse al Programa de Investigación
Farmacopea que viene trabajando en Guárico, haciendo equipo con
Adriana Scovino.
Farmapatria
es una red de más de 120 farmacias a nivel nacional, dependientes
del Ministerio del Poder Popular para la Salud. En el estado Guárico,
las instalaciones de Farmapatria están ubicadas en Calabozo,
Cazorla, Camaguán, Corozopando, Guayabal, Valle la Pascua, Ortíz y
San Juan de los Morros. También en la Empresa Socialista hay una
Farmapatria que atiende las comunidades de Río Tiznados.
Específicamente la de Calabozo funciona en un local del Hospital
“Dr
Rafael Urdaneta”,
brindando atención de lunes a sábado. Es un requisito presentar
récipe médico.
Farmacopea
mantiene contacto con la gente en las comunidades, realizando visitas
a los conucos y los patios, recogiendo los nombres de las plantas de
la zona, el uso que les damos, indagando de dónde recogieron el
conocimiento y es un hecho constatado que la gente maneja buena
información al respecto. “Reafirmamos
que alimentarnos
bien
es el punto de partida para mantenernos sanos y que muchas plantas
tienen las dos propiedades: alimentan y curan.
En
esos intercambios contactaron un señor que trabaja con la pulpa o
tripa de la tapara, elaborando mermeladas para desparasitar y el
zumo para tratar varias dolencias. Los testimonios de mejoras
progresivas de las condiciones de salud en las personas que lo han
probado despertó el interés en aprender y se han facilitado varios
talleres. “Tenemos la cultura de dependencia de los fármacos pero
estamos trabajando la alternativa del uso de las plantas
medicinales”.
Esta
oportuna vinculación de Fidelina con Farmacopea, reivindica los
saberes sobre medicina tradicional, producto de una escucha activa a
las preocupaciones del pueblo por mantener la salud. A través del
Taller Guardatinajas también se brindó atención a pacientes con
las terapias alternativas de Miguel Alfonzo Espinoza, Botánico
Popular y de Serenela Del Degan, Psicoterapeuta, quienes ofrecían
sus servicios profesionales en la residencia de Fidelina,
recomendando fitofármacos, medicamentos elaborados con plantas
medicinales. Continúan programando intercambios en coordinación con
comunidades e instituciones, donde además de la conversa formativa
se promueve la siembra, la producción, la preparación de
medicamentos y el uso cotidiano de las plantas como una forma de
preservar la salud.
Referencias:
Saberes
de la Comunidad (2018) Programa radial UBV Calabozo. Emisora 88.1
FM. 27-09-18
julissa260@gmail.com
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